José Herrera (Pepe el Tornero). Nos deja uno de los más grandes e imponentes Herodes. Un gran amigo y guardián de nuestras fiestas y de nuestras costumbres

El pueblo se vuelve a vestir de luto. Desde nuestra asociación queremos rendir homenaje a alguien que llevó por bandera tanto al Auto como a los corazones en el suyo propio siempre. Nos deja uno de los más grandes e imponentes Herodes. Un gran amigo y guardián de nuestras fiestas, de nuestras costumbres. Descansa en Paz

A Pepe

Pepe el Tornero forma parte de mi infancia. Su imagen está asociada en mi mente al propio
pueblo de Tejina. Las sensaciones y recuerdos que evoca su persona son de una presencia alegre,
activista, con liderazgo. Para muchos de nosotros y nosotras, estoy segura que era el Rey todo el
año.

Se daba la situación, que la visita de Herodes a Tejina para recibir a sus Majestades se
alargaba 365 días al año. Para mi párvula percepción, era lógico, un rey siempre está presente. Era
lógico y natural que él fuera Herodes, y era obvio que al salir de su castillo, su persona, ya sin
corona, siguiera ejerciendo ese influjo en sus convecinos, ese contagioso ánimo y empuje que invita
a crear, a hacer. Omnipresente en las calles, en su moto, en los eventos importantes y en los trabajos
comunales, en definitiva en la cultura. Pero he de confesar que dentro de su polifacética presencia,
lo más esperado para mi era escuchar su vehemente “¡¡¿Qué haaaaay?!!, ¿personas reales por
aquí?!!”. Un Herodes indignado, que nos abría los ojos y nos dibujaba una sonrisa de medio lado,
cómplice, entrañable, esperada. Herodes vivía en Tejina, y su enfado se disipaba si tenía un timple
en la mano, si cargaba su corazón naranja, si corría por las calles de su reino. Cuando se iba del
castillo se iba con su trono. Un trono de dos ruedas, que paseaba por sus dominios, buscando donde
aportar y donde compartir esa campechana manera de dejar huella.

La fecha de su partida, tan herodiana, no nos deja indiferentes. Seguramente para mostrar su
rechazo y rebeldía por tan ignominioso y detestable acto del personaje que interpretaba. Se fue con
los inocentes, porque para ellos, y por ellas, se subía al castillo. Porque sin Herodes, Los Tres Reyes
Magos de Oriente jamás podrían haber llegado a su destino. Sin Herodes, jamás podría haberse
mostrado tanta belleza en el verbo.

Posiblemente sigas en tu moto recorriendo lugares donde esparcir el aroma de las naranjas
navideñas, donde tu risa tronera anuncie fiesta y alegría, donde el color ambarino de tu trayecto
dibuje un gran corazón, un corazón regio que estoy segura que todos y todas veremos en el cielo
cada 5 de enero y cada 24 de agosto.
¡Buen viaje, señor!

Autora: Teresa María Alonso Rodríguez
29-12-2021


Pepe, nunca te olvidaremos

La Asociación Cultural Reyes Magos de Tejina